Joe and Mac Caveman Ninja, nostalgia prehistórica


Joe and Mac Caveman Ninja es, para mí, un clásico de mis años de colegio, y no porque lo jugara con fervor. De hecho, creo que no lo eché ni una moneda. Recuerdo que delante del colegio había una bar con una recreativa del Street Fighter II. Y, luego, en otro acodadero de cervezas y colillas del barrio, no sé precisar cuál, había otra máquina con el juego de los cavernícolas.

Ambos se me quedaron en la memoria, junto con mis ganas de jugarlos. Tanto es así que llegué a pedir a mis padres que me compraran la Super Nintendo por Navidades para poder pelear con Ryu, Chun-Li y compañía. La ironía es que, cuando llegó el día de pasar por caja, me decidí por otro de Dragon Ball. La peor elección de mi vida. Cómo me aburrí con aquel juego.

Super Mario WorldDragon Ball Z: Super Butōden compusieron mi exclusivísima colección nintendera. No hubo más. Sin duda, mi afición por los videojuegos ha ido a la par con mis habilidades. Mucho más tarde, terminada la universidad, descubrí los emuladores para PC y me volví a enganchar. Así, conseguí pasarme el Super Mario 64 y reencontrarme con los disparates de Joe y Mac. 

Pese a que el juego contiene buenas dosis de humor a base de rostros desencajados, anacronías descacharrantes y toques picantes, fue un reencuentro frustrante. No pasé de la cuarta pantalla y no me animé a seguir intentándolo. Tuvieron que pasar varios años para que una oferta en Switch que prácticamente lo regalaba me invitará a intentarlo de nuevo. 

Lo gracioso es que esta vez lo superé sin demasiados obstáculos. La razón está en que hasta el día de hoy no sabía que en el juego existía el doble salto. Cuando ataqué en su día el juego pirata, había veces que llegaba a los sitios y otras no, y no sabía por qué. Creía que no ajustaba bien el brinco del cromañón y, sencillamente, me despeñaba por torpe.

Tampoco voy a sacar pecho. Está claro que si lo he superado es porque ahora existe el autoguardado y no tengo que preocuparme demasiado por las vidas. La versión de Switch no es mucho mejor que aquella ROM que ya perdí de vista a saber en qué pila de cedés. Es bastante cutrilla pero, por un precio irrisorio, he tenido la posiblidad de volver a controlar a la pareja de gañanes.

Como he dicho, lleva el humor por bandera. Tiene muchas japonesadas, y las muecas de los personajes son puro Chicho Terremoto. El objetvo es sencillo: los neandertales han secuestrados a las mujeres de la aldea y la pareja de forzudos en taparrabos deben recuperarlas. Por el camino encararán a otros trogloditas, pero tambén a pterodáctilos, tiranosaurios, peces prehistóricos y plantas carnívoras.

Pese al mucho cariño que le tengo, y lo gracioso que me resulta, el juego es muy breve. Creó que lo finiquité en media hora. Tampoco ha recibido ninguna mejora para su estreno en la portátil de Nintendo, y se ve regular. Esto no quita que si uno lo encuentra de oferta, menos de dos euros en mi caso, no valga la pena y echarse unas cuantas carcajadas llenas de nostalgia.

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