Rana de Mo Yan

En la cultura china, la rana es un símbolo lunar y húmedo asociado con el yin del taoísmo. Se cree que trae prosperidad y riqueza, tal vez por su alta capacidad de reproducirse. Esta novela de Mo Yan a la que el animal da título habla de la política del hijo único en China. Muestra cómo se originó, cómo se desarrolló de acuerdo con la situación económica del país y qué consecuencias tuvo.

Dicho así, suena a ensayo puro. Pero Mo Yan consigue, a través de un narrador aparentemente inocente, atrapar al lector mientras desvela el horror. Wan Zu, apodado Renacuajo, aspira a convertirse en escritor narrando la vida de su tía. Su relato se inicia con el principio de la carrera de su tía como obstetra en la zona rural del país.

En aquel momento, los años 60, cuando el hambre consumía el campo chino, las matronas, sus rituales mágicos y sus peligrosas prácticas se encargaban de aconsejar a las embarazadas y asistir los partos. No fue fácil, pero la pericia y el espíritu férreo de la joven doctora convencieron a los aldeanos. Su prosperidad marcha acorde con la del país, cuya población también empieza a aumentar.

El contraste entre ese comienzo complicado pero esperanzador, tanto para la tía de Wan Zu como el país asiático, contrasta con la desazón que llegará con la bonanza económica. En 1979 se instaurará la política del hijo único, y el Estado impondrá un fuerte control, imponiendo tanto los abortos como la vasectomía obligatoria para hombres con un descendiente.

Con maestría, Mo Yan introduce gradualmente todos los elementos que convertirán un relato de esperanza en una pesadilla enfermiza. Si bien se le puede achacar que recurre a cierto dramatismo de telefilme, a mí me enganchó a este culebrón. Ver la caída en desgracia de tantos personajes que me presento como niños en las primeras páginas me impactó.

El foco de la historia se va desplazando de la doctora a su sobrino. Después de cuatro partes en que la narración es biográfica, la quinta y última es la obra de teatro de Wan Zu. Es decir, la novela aborda la historia desde perspectivas distintas: una más cotidianas, otras más cercanas al realismo mágico, otras casi oníricas, y esta última desde el punto de vista de una representación.

Terminé el libro verdaderamente afectado. Las consecuencias son de terapia para todo un país. Incluso los efectos malsanos de la restricción forzada de la natalidad durante el comunismo se ven agravados con la llegada del capitalismo. El totalitarismo de entonces se emponzoña con el intercambio de maletines, que convierte una obsesión ciega de ayer en una pantomima tan huera como sangrienta.

Ha conseguido revolverme el estómago. Ha sido una lectura visceral. Cierras el libro con el sabor de la bilis en la garganta. La novela, de unas 400 páginas, fue publicada en China en 2009. No fue hasta 2015 que el gigante asiático abandonó la política del hijo único, aunque ha mantenido un límite de dos hijos por pareja. Hacía tiempo que no interiorizaba tanto una lectura. Ha sido una gran experiencia.

No hay comentarios