Jaime Bayly es el autor favorito de uno de mis amigos de la universidad. No había leído nada suyo hasta el momento, y ahora entiendo su pasión por el escritor y periodista limeño. Los genios ha sido una lectura muy adictiva. Me ha enganchado tanto como una novela de García Márquez, si bien el estilo no es equiparable.
Es decir, Bayly escribe muy bien, pero el talento del colombiano es excelso. La misma comparación se puede hacer con Vargas Llosa. Es impepinable que Bayly pierda contra estos dos genios literarios. Esta novela cuenta su relación, de amistad a enemistad, entrelazando verdad y ficción, en una lectura redonda, tan disfrutable como bien tejida.
El relato parte de un suceso histórico, que es el puñetazo que le propinó Llosa a Márquez en una presentación en México en 1976. De ahí la trama se ramifica hacia el pasado, resiguiendo el camino de ambos, convertidos eso sí, hast cierto punto, en monigotes. Porque dentro del aura mesiánica de ambos, encontramos también sus ridiculeces vergonzantes y contradicciones aberrantes.
La construcción del artificio es firme, y la conclusión de la obra está a la altura. Los lectores no se van a encontrar, como ocurre demasiado a menudo en la actualidad, con una cierre anodino tras una experiencia vibrante. La trama tiene claro lo que quiere contar y cómo. Sabe cómo atraparte y no soltarte hasta el final.
Si se le puede achacar algo a Bayly, es la repetición o reutilización de ciertos fragmentos. Me he topado más de una vez con la duda de si había vuelto a una página anterior porque el fragmento bajo mis ojos me causaba una sensación demasiado acentuada de déjà vu. Por lo demás, cualquier amante de la literatura del boom podrá gozarla. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.
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