Viuda Negra (2021)
Llevaba tiempo apartado del universo cinematográfico de Marvel por saturación y aburrimiento, pero el regreso de mi personaje favorito a la gran pantalla bien merecía volver a atiborrarse de palomitas. Incluso viendo la mala pinta que tenían los primeros trailers, llenos de humor estúpido, quise autoengañarme. Al menos, pensé, podría resultar entretenida.
En la primera de Los Vengadores, Viuda Negra me sedujo por tres razones: su atractivo físico, sus combates cuerpo a cuerpo y su mente calculadora de espía. Sin superpoderes, consigue sobrevivir en mitad de una guerra intergaláctica. Los movimientos y acrobacias de sus peleas son visualmente espectaculares, y su astucia le permite embaucar al mismísimo Loki, dios del engaño.
El problema viene cuando el guion de Viuda Negra prescinde de la parte del espionaje y se centra en una desorientada trama acerca de la familia. El intento de dar un trasfondo emocional al personaje queda desactivado casi al instante. El vínculo entre Natasha y sus padres postizos, agentes de la KGB encubiertos, ni se siente natural, ni se maneja adecuadamente.
Los momentos íntimos asoman siempre poco antes de que algún chiste infantiloide o alguna explosión los seccionen de cuajo. Hubiera sido preferible que la película se hubiera centrado en la relación con la hermana, y se hubiera olvidado de los padres, totalmente accesorios y, en el caso de David Harbour, irritantes y molestos.
Y es que la relación con Yelena cobra todo el sentido del mundo dentro de la misión principal. El objetivo es rescatar a todas las mujeres soldado bajo control mental de la misteriosa Sala Roja, un programa de subyugación del que también han sido víctimas. ¿Acaso no es el momento ideal para reforzar la sororidad entre estas dos agentes supervivientes del mismo yugo?
Después del fracasar en su intento de emparejarla con Hulk en La era de Ultrón, Marvel vuelve a meter la pata. Los lazos familiares quedan a medio cocer, igual que la misión, que no tiene intriga ninguna. El villano en la sombra carece de carisma alguno, mientras que el enemigo mostrado en el trailer, Taskmaster, se mueve como si estuviera escayolado.
Los anacronismo lastran aún más esta historia delirante. Creada en 1966, Viuda Negra es producto de su tiempo. En plena Guerra Fría, la propaganda contra la URSS llenaba cómics y dibujos animados. Sin embargo, traer al s.XXI una Rusia que confabula novelescamente contra el resto del mundo es ridículo, más cuando Putin ha encontrado maneras más sencillas y eficaces de burlar las leyes internacionales.
Hay algún momento fascinante en las secuencias de acción y pelea, pero en su conjunto es una película desabrida como Ant-Man. Su finalidad es servir como presentación de Florence Pugh (Mujercitas), quien probablemente sea el relevo de Scarlett Johansson en el papel de la superheroína. Quién sabe, puede que Marvel nos sorprenda en el futuro. Por ahora, sólo es un campo yermo de ideas.
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