Terminé la serie de Thermae Romae de Mari Yamazaki y debo decir que me ha gustado mucho. Lo que más me preocupaba es que la estructura repetitiva de los episodios acabara por convertir la historia en una máquina de salchichas rellenas de aburrimiento. Pero en el ecuador la autora sabe darle un giro, añadir un elemento romántico que es igual de gracioso, y añadir una trama con cierta intriga relacionada con los baños. Son únicamente seis tomos, y la recomiendo sin duda.
Con Sálvame Pythie, en cambio, no soy de la mismo opinión. Cuando compré los tres primeros en el stand de una evento de cultura japonesa y pregunté por los dos restantes, me dijeron que no los tenían, pero que tampoco eran necesarios, que leyendo los tres primeros era más que suficiente. Me quedé extrañado, pero lo achaqué a la agitación de la feria y al agobio de los vendedores. Luego, descubrí que la editorial sólo había publicado los tres primeros.
La web de la editorial es rara, porque no queda muy claro cuándo van a publicar los próximos números. Al final, acabé adquiriéndolos en digital en inglés. Y les tengo que dar toda la razón. La continuación en estos dos números es muy floja, y remata con un final romántico bastante amargo. Así que los tres primeros tomos son más que suficientes, pues el cierre del tercero puede servir perfectamente como colofón. Si disfrutas con Rumiko Takahashi, Sálvame Pythie te regalará muchas risas.
Kondojiro, la segunda de "Las futurísticas aventuras de Rich Tex Format", ha sido una decepción. Deikoon empezaba algo nuevo tras el adiós de Superlópez, con un tono más serio y sin las palabras inventadas que tanto gustan a Jan, pero que entorpecen la lectura una barbaridad. Pues aquí, con la excusa de un alienígena, vuelve el léxico inventado aderezado con una gramática desordenada. El guion parece no tener un rumbo claro, con los vaivenes tan típicos del superhéroe de Barcelona. Y es que lo nuevo ha vuelto a ser lo viejo de siempre.
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