Monstruosidades marítimas: Piraña 3D y Megalodón

Piraña 3d (Piranha 3D, 2010)

No es ninguna sorpresa afirmar que Piraña 3D es mala, y que sin el 3D es un mojón bidimensional enorme. Pero confieso que, visto lo visto, es infinitamente peor de lo que había llegado a imaginar en mis peores pesadillas. No hablo de sueños con terroríficos zombis. Me refiero a esas noches inquietas en las que te despiertas infinidad de veces para deshacerte de un chili con carne demasiado pesado para digerir. Y nunca acabas de limpiar, siempre hay más saliendo del agujero negro de tus entrañas.

Tras un terremoto, se abre el fondo de un lago bajo el cual sobrevivía todavía una especie perhistórica de piraña, y se empiezan a comer a todo quisqui. Si a este planteamiento chorra se le añade gore y se le añaden chicas ligeras de ropa, estamos dentro de la normalidad de este tipo de producto. El problema es cuando las escenas son directamente porno, con actrices reales de la industria como Gianna Michaels, y los baños de sangre se desbordan.

En su propósito de superar el listón, me superaron. Sentí verdadero asco y verdadera vergüenza ajena, agravado por un CGI penoso comparable a los títulos de WordArt de 1995. Subiendo la apuesta nos plantan a un tío aún vivo con la mitad del cuervo devorada hasta los huesos, y un primer plano de una piraña comiéndose una polla y vomitándola después. Mala, mala, mala, mala, mala, mala hasta que se me gasten las tres letras del teclado. Mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala,...

Megalodón (The Meg, 2018)

Megalodón podría ser una película de monstruo, pero lo cierto, como deja claro el cartel, es una película de Jason Statham. El actor inglés se está dando un bañito cuando, a traición por detrás, aparece el tiburonaco pidiéndole un autógrafo. Cada plano en el que aparece el actor inglés es un derroche de testosterona. Se incluye una escena recién salido de la ducha en la que pone a mil a su compañera de reparto, y coprotagonista, Li BingBing.

Al igual que en Piraña 3D, las profundidades ocultan una amenaza del pasado más lejano. Un equipo de científicos se sumerge para demostrar que la fosa de las Marianas es más honda de lo que se pensaba. La teoría queda demostrada cuando consiguen atravesar una enorme capa de ácido sulfhídrico, tras la cual se esconde un microcosistema abisal. Ahí encontrarán al monstruo que les hará correr en busca de la ayuda del ultramacho de Statham.

A diferencia de la anterior, aquí nos encontramos con una película de acción muy estándar, con sus tonterías, pero sin sorpresas ni asquerosidades. Al ser una coproducción entre China y EE.UU., la influencia asiática destaca, más allá del reparto, en las pequeñas escenas dramáticas metidas entre escena y escena de acción. Son algo cursis, pero bien equilibradas con el resto del metraje. El resultado es una película entretenida y emocionante para pasarlo bien sin pensar demasiado.

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