Perdida (Gone Girl, 2014)
El día de su quinto aniversario de bodas, Nick (Affleck) descubre que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido. Su extraño comportamiento hace que la policía sospeche de él. No parece estar triste y claramente no cuenta toda la verdad. Acosado por la prensa, se encerrará en casa de su hermana mientras sus trapos sucios empiezan a airearse por televisión.
La trama avanza a base de giros de guión, a cada cual más estrambótico. Cada plano está filmado con la intensidad de un orgasmo y la vacuidad del pensamiento tras el mismo. La estampa del mal hombre busca ser redimida a través de la victimización y la comparación con una mujer inverosímilmente diabólica. Perfectamente, se podía haber titulado El ataque de las terribles feminazis.
Una vida a lo grande
(Downsizing, 2017)
Anthony Payne me emocionó con Nebraska y, aún más, con Los descendientes. Sin embargo, con esta me ha descolocado muchísimo. Si bien busca transmitir hondos sentimientos acerca de la condición humana, el guion tiene tantos vaivenes, y la situación y sus personajes son tan rematadamente raros, que fui incapaz de empatizar.
En un futuro bastante cercano, un revolucionario método para encoger la materia viva pretende ser la solución para la sobrepoblación y el calentamiento global. Paul Safranek (Matt Damon) y su esposa, seducidos por la publicidad del proyecto, deciden someterse a la reducción de tamaño para disfrutar en unas de las mini urbanizaciones de lujo que ofertan.
El planteamiento es fantástico, pues aprovecha un elemento de ciencia ficción para tratar la crisis actual. Resulta maquiavélico cómo venden la miniaturización a las clases medias que sueñan con vivir como ricos. Sin embargo, lo que tan cuidadosamente se presenta al inicio acaba siendo desechado. Nuevos personajes y nuevas historias dirigen la acción hacia otro rumbo.
El tono de comedia no acaba de estallar en risa y el metraje de 135 minutos se hace infinito. No hay unidad en la trama, ni en la personalidad del protagonista. ¿Cuál es el mensaje final? ¿Que da igual lo que hagamos porque todo se irá a la porra igual? ¿Que el amor es enfermizamente siempre lo más importante? ¿Y por qué Matt Damon también tiene una cara de pan que no puede con ella? ¡Buf!
2 comentarios
Es cierto que «Gone Girl» puede parecer alimento para Vox y su obsesión con las denuncias falsas en cuestión de violencia contra las mujeres. Pero mi impresión es que la autora de la novela y del guion de la película no tenía la más mínima intención de redimir de ninguna manera al personaje masculino. De hecho, creo que el personaje molón, el que queremos que se salga con la suya, es ella, no él.
Y de ahí el casting, porque ¿acaso hay alguien en este mundo a quien le inspire la más mínima compasión un personaje interpretado por Ben Affleck? ¿Y no querríamos ser todos tan perfectos como Rosamund Pike?
Yo no tragué ni al uno ni al otro, sinceramente. Ella no me parece genial, sino una niña pija y pompoestúpidasa. Tampoco su plan me parece perfecto, ni una genialidad. Nunca tuve empatía ni interés por que se saliera con la suya.
No conecté con ninguno de los dos y, encima, la historia se me hizo muy cuesta arriba. A cada golpe de efecto que daba el guión, más incoherente me parecía. Tenía muchas ganas de verla y la terminé por los dos años que llevaba en mi lista de pendientes.
Hay veces que uno no entiende o no conecta con una película, y este ha sido mi caso.
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