Super Humor de Superlópez nº 22

En una pila de libros llena de polvo, estaba el Super Humor número 22 de Superlópez. Es algo que ha ido empeorando desde hace unos años, con una cuesta más inclinada en 2022, y un rascacielos en 2023. Ya no es que los libros se acumulen en una lista de pendientes para ser leído más tarde, una semanas, unos meses, o al año siguiente. Ahora directamente me olvido de ellos.

El viento en los dedos (2020) continúa la historia de los chupetes mágicos, como ya hiciera el álbum de Las montañas voladoras (2004). Ninguna de las dos historias se acerca ni por asomo al original, El Señor de los Chupetes (1980), ni por guion, ni por humor, ni por dibujo. Por no tener no muestra ni cómo acaban derrotados los villanos. Superlópez ve humo, y se marcha. Y ahí se supone que todo se ha ido al traste.

La invasión de los huertos vivientes se podría considerar el mejor de los tres que componen el tomo, y aun así ninguno de ellos subiría a ningún podio. En esta otro invento del profesor Escariano, conchabado con un fondo buitre, buscan vaciar por la vía rápida una gran cantidad de viviendas para hacerse con ellas. Sin embargo, el plan sale mal, y la ciudad acaba conquistada por plantas e insectos gigantes.

Aquí podríamos haber tenido una batalla interesante, pero Jan ya no está por la labor. Aparecen cameos de personajes clásicos, como el general Sintacha, o de otros recientes, como Lucas, el "nini" de Robinson (2018), que se parece horrores al chaval de La Superproducción, pero es pura coincidencia en el diseño. El resto de personajes nacen para ir de cabeza al olvido.

Los influyentes influencers es tan bueno como su título. Llauna S.L., la empresa donde hace pajaritas de papel Juan López, da un giro y se mete en el mundo de las redes sociales, representando a creadores de contenido y cobrando comisión por las campañas publicitarias que consigan. Sinceramente, no sé muy bien de qué va, porque es muy errático.

Reaparece Nunuska, de Menguante (2017), ofreciendo lo que ya aportó en aquel: nada. Jaime tiene un papel ridículo de señor de cuarenta y tantos enamorado de una streamer, trama que conduce a ninguna parte. En definitiva, el único provecho que me ha aportado este Super Humor ha sido quitarle el manto de ácaros a la pila de libros en la que se encontraba. Por lo demás, es totalmente olvidable.

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